La Saga y el Gozo
A veces las palabras de Hugo Idrovo son más difíciles de sustituir que sus acordes. Bastaría esta comprobación para justificar el libro que el lector tiene en sus manos, en el que se reúnen los mejores textos escritos y cantados por el trovador guayaquileño desde 1976. Palabras insustituibles hacen poesías, por eso leer a Idrovo es una experiencia completamente diferente de escucharlo. Quienes conocen sus canciones se sorprenderán ante la enorme cantidad de otras músicas que se esconden detrás de cada verso.
En todas las culturas del planeta hay cantautores que deben ser leídos. Son aquellos cuyos poemas descubren sentimientos en los que se pueden identificar los pueblos. En el Ecuador, ese lugar lo ocupa Idrovo.
¿Qué tiene que ver la saga con el gozo? Para los pueblos nórdicos, que se inventaron la palabra saga para definir sus poemas de penalidades y heroísmo, una cosa a la otra. Para los negros esmeraldeños que le declararon la guerra a la corrupción política ecuatoriana a principios de este siglo, son las dos caras de una misma moneda: «no hay mejor forma de morir que gozando».
Mi buen amigo Aristides Vargas, del grupo Malayerba, me encargó componer la pieza musical para su pieza teatral Francisco de Cariamanga. Juntos pasamos toda la temporada de ensayos para marcar ritmo y género adecuados a las escenas que se hacían necesitadas de apoyo musical. Así llegamos al acto de la cantina y tuve entonces la oportunidad de hacer una canción cuyo destino no me lo pude nunca imaginar.