Claves contemporáneas de nuestra gráfica ancestral
Lo que nos queda de culturas antiguas son códigos visuales, tal vez no respuestas concretas de su significado, pero si características que definen modos de pensar y actuar en este territorio desde hace miles de años. Tengo dos o tres claves reales, que creo que se han mantenido en el tiempo, demostrando que son conceptos y motivaciones permanentes y que rigen en la gente en este país.
Los preceptos o pensamientos que guiaron la creación de esos gráficos siguen siendo los mismos que guían nuestros actos ahora y se podrían usar también en la actualidad. Pero lo importante no es traer simplemente un gráfico del pasado para utilizarlo en el presente, sino entender las motivaciones que tuvieron esos grafistas ancestrales y ver cuán vigentes siguen siendo hoy, así podríamos ver si nuestra manera de graficar tiene posibilidad de continuar en esa misma línea tradicional o debe adaptarse a la gráfica global a riesgo de confundir su origen.
La educación del diseño gráfico y la publicidad en Ecuador no han hecho grandes esfuerzos en entender estas motivaciones y lograr una identificación real con nuestra manera de ser y graficar. Ha estado más preocupada en actualizarse con las modas y tecnologías del primer mundo. Del mismo modo las instituciones públicas han ignorado este latente potencial de nuestra gráfica y han confiado en fáciles soluciones publicitarias de corto plazo, corto impacto y poca apropiación.
Han habido muy débiles esfuerzos en investigar nuestra gráfica ancestral, de hecho mi investigación, «Duales y recíprocos, la comunicación visual del Ecuador», no tuvo apoyo de nadie.
En realidad la gráfica termina siendo una expresión resumida de la civilización. Toda gráfica deja una huella. Si este rato hay una tercera guerra mundial y lo único que encuentran en el futuro es un gráfico, este sería la clave para entender nuestra civilización.
La gráfica lo que hace es transportar en el tiempo una pequeña parcela de una forma de vida del pasado. Esa es, a largo plazo la misión del código gráfico. ¿Para qué nos sirven hoy? Creo que para reafirmar la identidad de la gente que ha habitado este territorio desde siempre con valores que se mantienen hasta hoy y que define nuestra cultura, generando un sentido de orgullo y apropiación.
Somos un país equinoccial, diverso y fértil.
La gráfica ecuatoriana ha expresado estas características formales a lo largo de su historia milenaria. Elementos que no se han perdido. Por ejemplo, si comparamos una gráfica de la cultura Bahía, de hace tres mil años comparada con una hecha en esta época (el logotipo del MAAC, de Peter Mussfeldt), a finales de los años noventa, veremos que están construidas con una misma lógica dual y recíproca. Esta cuatripartición también ha sido un elemento constante a lo largo de toda la gráfica ecuatoriana, la de hace 20 años y la de hace 2 500. Tengo la clara certeza de que a lo largo de las diferentes épocas, los humanos que han habitado este territorio han desarrollado una percepción de equinoccialidad, de romper los elementos en antes-después, arriba-abajo, hombre-mujer, día-noche, y eso ha sido una premisa para gran parte de su expresión gráfica.
Las claves que están escondidas en el desarrollo de la gráfica ecuatoriana son las mismas: nuestra equinoccialidad que no sólo es una condición geográfica si no una condición de pensamiento y de actitud, la reciprocidad, ese darse la mano que siempre es un acto de dos. Toda la vida en Ecuador está estructurada por esa dualidad. Nuestra gráfica es así desde siempre, sigue siendo así ahora.
Publicado en Cultura y Patrimonio No 4 Dic 2014